Hoy intentaremos entender mejor la gestión del tiempo en las culturas musulmanas, con el fin de poder preparar y evaluar los tiempos de un plan de internacionalización con la mayor certeza posible.
Ya sabemos qué, cuando una empresa decide internacionalizarse, siempre intenta reducir los tiempos con el fin de disminuir los costes y obtener beneficios lo antes posible. La dificultad reside en conseguir ajustar la realidad del terreno con los tiempos fijados en el plan de negocio.
No está de más recordar que la información que ofrecen las Oficinas Comerciales siempre será relevante, ya que tienen un conocimiento profundo y extenso de la realidad del mercado en que operan, en buena medida gracias a las bases de datos actualizadas periódicamente por la participación de las empresas españolas en todas las ferias importantes del país.
Para realizar una primera aproximación al ámbito cultural en los negocios, podemos citar los trabajos estadísticos y etnológicos realizados por Bourdieu en los 60 en los que subraya que cada cultura, cada sociedad u grupo de individuos, en función de sus tradiciones y de su experiencia, tendrá una actitud diferente frente al tiempo y su manera de usarlo.
En los países musulmanes, no se percibe el tiempo como una "línea continua en el sentido que se entiende en los países occidentales, sino como una acumulación de instantes que se pueden resumir como una “vía láctea de instantes”. Por tanto, refranes tan típicos como “El tiempo es oro”, no se pueden aplicar a todas las culturas. En ciertas culturas para referirse al concepto del tiempo se deben aplicar otro tipo de refranes, como el viejo proverbio árabe que dice: “La lentitud es de Dios y la prisa de Satán”. Este dicho puede ser un buen lema para recordar cuando se hacen negocios en países musulmanes.
La religión también afecta a diario a la productividad, variando de forma distinta según el país. Por ejemplo, en Turquía, los cinco rezos no se cumplen a raja tabla mientras que en otros países como Egipto, las mezquitas se llenan cinco veces al día. Sin embargo, esta circunstancia no tiene porqué repercutir de forma negativa en la empresa ya que tan sólo dos de esos cinco rezos tienen lugar durante el tiempo de trabajo. Además, un respeto de los tiempos de oración puede ser visto de forma positiva por la población local y resultar muy beneficioso para las relaciones bilaterales.
Las empresas occidentales que quieren penetrar en estos mercados no poseen ninguna forma para cambiar esta visión cultural del tiempo, por lo tanto, en vez de focalizar en estos temas y estresarse, hay que tenerlo en cuenta a la hora de la planificación y adaptarse, otorgando una mayor flexibilidad en cuanto a los plazos, ya que no se puede presionar ni negociar con el argumento temporal. Las empresas deben ser conscientes que en muchos de estos países los negocios se hacen después de un periodo de conocimiento, en los que se genera la confianza y el conocimiento de la otra parte.
A modo de conclusión se puede determinar que es importante saber adaptarse en temas tan integrados dentro de cada cultura como es la gestión de los tiempos. No es cuestión de entender sino de respetar cada visión y adaptarse de forma temporal, nunca mejor dicho, para que no tenga una repercusión negativa en la consecución de los objetivos planificados.
En vez de enfocar las diferencias e intentar corregirlas, es mejor aceptarlas y dedicar los esfuerzos y recursos a los aspectos positivos donde las culturas se encuentran, porque si un empresario se desplaza a una de estas culturas con la idea de cerrar contratos en dos días, se llevará un disgusto. Como último consejo, a la hora de planificar la internacionalización, se recomienda no intentar disminuir los costes reduciendo los plazos y aceptar que, al igual que se ahorrará mucho en los costes de fabricación en la mano de obra, también existen unos mayores costes temporales para alcanzar acuerdos éstas culturas.
¿Cómo se puede adaptar y flexibilizar nuestra concepción del tiempo con el fin de ser mejores negociantes?
Ya sabemos qué, cuando una empresa decide internacionalizarse, siempre intenta reducir los tiempos con el fin de disminuir los costes y obtener beneficios lo antes posible. La dificultad reside en conseguir ajustar la realidad del terreno con los tiempos fijados en el plan de negocio.
No está de más recordar que la información que ofrecen las Oficinas Comerciales siempre será relevante, ya que tienen un conocimiento profundo y extenso de la realidad del mercado en que operan, en buena medida gracias a las bases de datos actualizadas periódicamente por la participación de las empresas españolas en todas las ferias importantes del país.
Para realizar una primera aproximación al ámbito cultural en los negocios, podemos citar los trabajos estadísticos y etnológicos realizados por Bourdieu en los 60 en los que subraya que cada cultura, cada sociedad u grupo de individuos, en función de sus tradiciones y de su experiencia, tendrá una actitud diferente frente al tiempo y su manera de usarlo.
En los países musulmanes, no se percibe el tiempo como una "línea continua en el sentido que se entiende en los países occidentales, sino como una acumulación de instantes que se pueden resumir como una “vía láctea de instantes”. Por tanto, refranes tan típicos como “El tiempo es oro”, no se pueden aplicar a todas las culturas. En ciertas culturas para referirse al concepto del tiempo se deben aplicar otro tipo de refranes, como el viejo proverbio árabe que dice: “La lentitud es de Dios y la prisa de Satán”. Este dicho puede ser un buen lema para recordar cuando se hacen negocios en países musulmanes.
La religión también afecta a diario a la productividad, variando de forma distinta según el país. Por ejemplo, en Turquía, los cinco rezos no se cumplen a raja tabla mientras que en otros países como Egipto, las mezquitas se llenan cinco veces al día. Sin embargo, esta circunstancia no tiene porqué repercutir de forma negativa en la empresa ya que tan sólo dos de esos cinco rezos tienen lugar durante el tiempo de trabajo. Además, un respeto de los tiempos de oración puede ser visto de forma positiva por la población local y resultar muy beneficioso para las relaciones bilaterales.
Las empresas occidentales que quieren penetrar en estos mercados no poseen ninguna forma para cambiar esta visión cultural del tiempo, por lo tanto, en vez de focalizar en estos temas y estresarse, hay que tenerlo en cuenta a la hora de la planificación y adaptarse, otorgando una mayor flexibilidad en cuanto a los plazos, ya que no se puede presionar ni negociar con el argumento temporal. Las empresas deben ser conscientes que en muchos de estos países los negocios se hacen después de un periodo de conocimiento, en los que se genera la confianza y el conocimiento de la otra parte.
A modo de conclusión se puede determinar que es importante saber adaptarse en temas tan integrados dentro de cada cultura como es la gestión de los tiempos. No es cuestión de entender sino de respetar cada visión y adaptarse de forma temporal, nunca mejor dicho, para que no tenga una repercusión negativa en la consecución de los objetivos planificados.
En vez de enfocar las diferencias e intentar corregirlas, es mejor aceptarlas y dedicar los esfuerzos y recursos a los aspectos positivos donde las culturas se encuentran, porque si un empresario se desplaza a una de estas culturas con la idea de cerrar contratos en dos días, se llevará un disgusto. Como último consejo, a la hora de planificar la internacionalización, se recomienda no intentar disminuir los costes reduciendo los plazos y aceptar que, al igual que se ahorrará mucho en los costes de fabricación en la mano de obra, también existen unos mayores costes temporales para alcanzar acuerdos éstas culturas.
¿Cómo se puede adaptar y flexibilizar nuestra concepción del tiempo con el fin de ser mejores negociantes?
4 comentarios:
Romain, un artículo muy distinto a lo que creo que nos vamos a encontrar por este blog, pero a su vez me parece muy necesario e interesante. Y es que ¿cuántas negociaciones se han roto en el mundo empresarial por no haber sido paciente con el tiempo de la negociación? Pienso, que el respeto a la cultura del país donde se van a desarrollar negocios es un aspecto que toda empresa debe tener en cuenta, y sobre en todo en todos estos países donde le otorgan una gran importancia a los aspectos religiosos y culturales.
"There is neither good nor bad, just different"
Esa frase puede resumir un poco el artículo de Romain. Para llevar a buen puerto la internacionalización de una empresa española en un país donde la cultura dista mucho de la nuestra es necesario adaptarse y no juzgar (bueno/malo) aquellos factores culturales que puedan suponer un escollo para el objetivo final.
Las Oficinas Económicas y Comerciales, como se ha comentado en el artículo, pueden ser de gran ayuda para entender como se hace el "business" en cada país.
Un saludo
Un tema muy interesante que compete a todo el mundo árabe y que no es tenido en cuenta por mucho occidentales que en ocasiones no son tan flexibles como deberían en lo referente a la forma de negociar. La flexibilidad que otorgan los árabes al tiempo debe ser comprendida por todas aquellas personas que van a negociar con gente de esta cultura.
Un saludo y felicidades
Efectivamente, el tiempo aún sigue considerándose un coste pero hay que verlo como una inversión si quieres sacar determinadas operaciones adelante, especialmente en países como los que nos ha expuesto Romain, en los que “La lentitud es de Dios y la prisa de Satán”. Me ha sorprendido este refrán y creo que no estamos en posición de intentar cambiarlo.. Allá donde fueres, haz lo que vieres ( ¡el refranero español también es muy rico!)
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