Washington 1 |
Existen abundantes pruebas de que el desarrollo del sector financiero contribuye al crecimiento económico y al alivio de la pobreza. Estudios empíricos han demostrado que las diferencias entre países en cuanto al nivel de desarrollo financiero explican una parte considerable de las diferencias en las tasas de crecimiento de las economías. Al mismo tiempo, existen varias iniciativas que reconocen las necesidades de financiamiento que enfrentan las PYMEs, sobre todo en las economías en desarrollo, y proponen medidas para cubrir el déficit de financiamiento de la manera más eficiente y eficaz posible.
Estudios recientes, como The Age of Productivity: Transforming Economies from the Botton Up ( editado por Carmen Pagés, BID), concluyen que muchas PYMEs de América Latina y el Caribe operan informalmente y su tamaño no promueve su competitividad y desarrollo. Además, el carácter informal de las PYMEs representa un desafío para el desarrollo sostenible a largo plazo. El estudio mencionado destaca la necesidad de abordar el tema de la disponibilidad de financiamiento y la formalización de las PYMEs, lo cual se refuerza al hacer negocios con instituciones financieras reglamentadas. Asimismo, las PYMEs adolecen de una baja productividad, lo cual inhibe su competitividad en relación con sus homólogas de regiones más desarrolladas. La productividad de las PYMEs en América Latina y el Caribe es de menos del 40% de la correspondiente a empresas más grandes, mientras que en Europa y Estados Unidos alcanza al 65%. La falta de crédito es una de las razones por las cuales hay tanta dispersión en materia de productividad de las empresas. Sin crédito, las empresas no se pueden expandir y las menos productivas no pueden realizar las inversiones en tecnología necesarias para aumentar la eficiencia.
Washington 2 |
El financiamiento para PYMEs en todo el mundo sigue siendo insuficiente en cuanto a la oferta de los productos y servicios financieros más críticos para su crecimiento. El costo del financiamiento y el acceso al mismo se consideran como obstáculos clave, al igual que la falta de personal idóneo para desempeñar funciones financieras. Según el IFC (brazo de financiación privada del Banco Mundial) tan sólo el 20% de las pequeñas empresas en países de bajo ingreso tienen acceso al crédito y el financiamiento total al sector privado asciende a apenas al 25% del PIB, frente a 76% en los países desarrollados. Las restricciones que sufren las PYMEs al procurar acceder a financiamiento no se limitan exclusivamente a la disponibilidad de recursos financieros/liquidez en el mercado sino también a la aversión al riesgo y la falta de capacidad entre prestamistas y usuarios. Se estima que la brecha de financiamiento para el sector formal de las PYMEs ronda entre US$1,53 billón y US$2,16 billones a escala mundial, calculándose, dentro de esos montos, que en América Latina y el Caribe esa brecha asciende a una cifra del orden de los US$125.000 millones a US$155.000 millones.
Las deficiencias de las PYMEs de América Latina y el Caribe tienen relación con
(i) los problemas de “naturaleza rural”, tales como financiamiento para la renovación de maquinaria, mejora de los canales de distribución, apoyo a las mujeres en zonas rurales y acceso a servicios financieros para pequeñas y medianas empresas que están geográfica y físicamente alejadas de las instituciones financieras
(ii) la falta de capacidad organizacional y la falta de conocimiento sobre el marco normativo en el que operan traen aparejados índices de productividad más bajos.
(iii) la falta de sensibilización ambiental.
Washington 3 |
Como conclusión, para poder abordar algunos de los desafíos antes aludidos, las instituciones financieras pueden desempeñar una función crítica cubriendo brechas y ofreciendo financiamiento necesario a las PYMEs, así como asistencia técnica para formar capacidad, y es aquí donde los Organismos Multilaterales(Banco Mundial, BID,etc) deberían de focalizar parte de sus esfuerzos. El financiamiento a PYMEs a través de instituciones financieras tiene un mayor efecto y extensión que el financiamiento directo de instituciones financieras internacionales a las PYMEs, debido a que (a) es más eficaz en función de los costos para llegar al prestatario final; (b) existe un efecto multiplicador; (c) hay oportunidades de venta cruzada en términos de la gama de productos y servicios, es decir, depósitos, crédito, transacciones, etc.; (d) ofrece información de mercado que mejora la toma de decisiones sobre inversiones; y (e) reduce el costo de capital.
Borja García.
Analista de Mercados Financieros en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Washington DC. (Las opiniones de este artículo corresponden exclusivamente a opiniones personales del autor)
0 comentarios:
Publicar un comentario