Internet se ha convertido en un imprescindible de nuestros tiempos. Hasta hace pocos años, nuestras vidas se desarrollaban sin la necesidad de esta herramienta, que revolucionó a la sociedad en todos los sentidos. Estos cambios se ven reflejados principalmente en nosotros: las personas. Hay quien dice que Internet nos hace más sociable o, todo lo contrario, más individualistas. También, que nos da acceso a todo tipo de información y, a su vez, nos priva de intimidad. Dicho esto, sobre Internet hay multitud de opiniones, pero lo que es innegable es que esta herramienta, para bien o para mal, ha cambiado nuestras vidas.
Así, el cambio en las personas es evidente, pero ¿es posible que Internet cambie a un país? Hoy en día, en muchas ciudades del mundo se puede encontrar, por ejemplo, conexión gratuita por la calle, pero hay un modelo de negocio que está convirtiendo a un país situado en la costa báltica en líder en la aplicación de Internet. Hablamos de Estonia.
Se trata de un país con poco más de un millón de habitantes y cuenta con la influencia de dos países vecinos: Rusia, de la cual ha heredado la constancia en el trabajo por la influencia comunista, y Finlandia, quien ha empapado a Estonia de una cultura tecnológica sin precedentes. No obstante ¿qué es lo que hace a Estonia tan especial? Varios ejemplos pueden ser ilustrativos sobre la peculiar situación de este país:
• El móvil como medio de pago está muy extendido. Así, los estonios, cuando estacionan sus vehículos en la calle (por ejemplo) no tienen más que pagar a través de su dispositivo móvil. Ello permite que no existan preocupaciones en cuanto a la “renovación” del ticket del vehículo, sino que desde la propia oficina con solo introducir la matrícula del coche y alguna que otra referencia, el pago se carga al final de la factura mensual del teléfono.
• El fomento de la participación ciudadana en los ámbitos de la política. A través de un portal de Internet, el Gobierno promueve la participación pública en la toma de decisiones, ya sea dando opinión al respecto, como a través de la aportación de nuevas ideas de proyectos por parte del ciudadano. Así, si un proyecto tiene un apoyo de más del 50% de los internautas, la propuesta se envía al gobierno para su estudio.
• La conexión a Internet en los transportes públicos. En España, a pesar del reciente anuncio de Renfe de instalar Internet en todos sus trenes, es difícil encontrar transportes públicos que tengan este servicio gratuito. Pues bien, Estonia tiene desde varios años atrás Internet instalado en más del 70% de los trayectos operados por el transporte público. Este hecho puede encontrarse en otros países del mundo, sin embargo, es preciso destacar que Estonia no es ni mucho menos una potencia mundial.
• Lo más novedoso, sin duda, es lo referente al voto en las elecciones políticas. Y es que este país se ha convertido en el primero del mundo en permitir que las elecciones de sus políticos se realicen, entre otros medios, a través del móvil. A pesar del posible riesgo que tiene esta herramienta (debido a posibles ataques informáticos) podría ser una solución a largo plazo para que en países como España, con una baja participación electoral, se consiga aumentar la mayor participación del ciudadano.
Con todo esto, no es de extrañar que por toda la cultura tecnológica de Estonia, este país se haya convertido en un modelo a seguir, y no tardará mucho tiempo en ser copiado por otras potencias. Pero, evidentemente, no solo por esta tradición Estonia se ha convertido en un centro neurálgico capaz de captar a numerosas empresas del mundo de las tecnologías. Otras causas lo han hecho posible.
A ello ha favorecido un sistema fiscal diferenciado, dado que carecen de un impuesto de sociedades. Únicamente gravan los beneficios de las empresas si existe reparto de dividendos. ¿Que quiere decir ello? Pues que las empresas pueden ganar tanto como quieran, ya que hasta que no reparta los beneficios entre sus socios, no pagarán nada al respecto. Ello beneficia sin duda la atracción directa de inversores tecnológicos, que ven en Estonia una oportunidad única para desarrollar sus negocios, ya que el beneficio obtenido en un ejercicio puede ser dedicado sin límite alguno al I+D. Así, a modo de ejemplo, y motivado por el adelanto tecnológico del país y por el favorable clima empresarial, la compañía Skype nació en Estonia.
¿Será posible copiar en un futuro el modelo que Estonia ofrece tanto desde una perspectiva tecnológica como fiscal en España? En mi opinión, creo que no. Al menos al corto plazo. Entre muchas otras razones se encuentra que:
• Internet está presente también en muchos lugares en España, pero el voto a través del móvil en una población de 45 millones de habitantes, no es tan fácil de implantar como en un país de 1 millón.
• España tiene muchas Universidades con un alto potencial en el ámbito de las tecnologías. Sin embargo, muchas de ellas ven como día a día aumentan las trabas burocráticas y fiscales en el país, mientras que son cada vez menores las subvenciones recibidas para su propio desarrollo.
• Al contrario que en Estonia, la tendencia de reducir impuestos a las empresas que se establecen en nuestro país no existe. El sistema fiscal español con un impuesto de sociedades elevado, se convierte en algunas ocasiones en un gran obstáculo para las posibles empresas que quieran instalarse en España.
El tiempo dirá si el modelo de Estonia ha sido un éxito o no, pero lo que es cierto es que este país es un buen hervidero de ideas en el mundo de Internet y, por ello, sirve como oportunidad para que aquellas empresas españolas interesadas en desarrollar una idea de negocio en el ámbito de la tecnología puedan empaparse de la cultura estona. Tan solo hay que dar con una buena idea y desarrollarla de la manera más rentable y eficiente, aunque ello conlleve en algunos casos el abandono temporal del país.
Así, el cambio en las personas es evidente, pero ¿es posible que Internet cambie a un país? Hoy en día, en muchas ciudades del mundo se puede encontrar, por ejemplo, conexión gratuita por la calle, pero hay un modelo de negocio que está convirtiendo a un país situado en la costa báltica en líder en la aplicación de Internet. Hablamos de Estonia.
Se trata de un país con poco más de un millón de habitantes y cuenta con la influencia de dos países vecinos: Rusia, de la cual ha heredado la constancia en el trabajo por la influencia comunista, y Finlandia, quien ha empapado a Estonia de una cultura tecnológica sin precedentes. No obstante ¿qué es lo que hace a Estonia tan especial? Varios ejemplos pueden ser ilustrativos sobre la peculiar situación de este país:
• El móvil como medio de pago está muy extendido. Así, los estonios, cuando estacionan sus vehículos en la calle (por ejemplo) no tienen más que pagar a través de su dispositivo móvil. Ello permite que no existan preocupaciones en cuanto a la “renovación” del ticket del vehículo, sino que desde la propia oficina con solo introducir la matrícula del coche y alguna que otra referencia, el pago se carga al final de la factura mensual del teléfono.
• El fomento de la participación ciudadana en los ámbitos de la política. A través de un portal de Internet, el Gobierno promueve la participación pública en la toma de decisiones, ya sea dando opinión al respecto, como a través de la aportación de nuevas ideas de proyectos por parte del ciudadano. Así, si un proyecto tiene un apoyo de más del 50% de los internautas, la propuesta se envía al gobierno para su estudio.
• La conexión a Internet en los transportes públicos. En España, a pesar del reciente anuncio de Renfe de instalar Internet en todos sus trenes, es difícil encontrar transportes públicos que tengan este servicio gratuito. Pues bien, Estonia tiene desde varios años atrás Internet instalado en más del 70% de los trayectos operados por el transporte público. Este hecho puede encontrarse en otros países del mundo, sin embargo, es preciso destacar que Estonia no es ni mucho menos una potencia mundial.
• Lo más novedoso, sin duda, es lo referente al voto en las elecciones políticas. Y es que este país se ha convertido en el primero del mundo en permitir que las elecciones de sus políticos se realicen, entre otros medios, a través del móvil. A pesar del posible riesgo que tiene esta herramienta (debido a posibles ataques informáticos) podría ser una solución a largo plazo para que en países como España, con una baja participación electoral, se consiga aumentar la mayor participación del ciudadano.
Con todo esto, no es de extrañar que por toda la cultura tecnológica de Estonia, este país se haya convertido en un modelo a seguir, y no tardará mucho tiempo en ser copiado por otras potencias. Pero, evidentemente, no solo por esta tradición Estonia se ha convertido en un centro neurálgico capaz de captar a numerosas empresas del mundo de las tecnologías. Otras causas lo han hecho posible.
A ello ha favorecido un sistema fiscal diferenciado, dado que carecen de un impuesto de sociedades. Únicamente gravan los beneficios de las empresas si existe reparto de dividendos. ¿Que quiere decir ello? Pues que las empresas pueden ganar tanto como quieran, ya que hasta que no reparta los beneficios entre sus socios, no pagarán nada al respecto. Ello beneficia sin duda la atracción directa de inversores tecnológicos, que ven en Estonia una oportunidad única para desarrollar sus negocios, ya que el beneficio obtenido en un ejercicio puede ser dedicado sin límite alguno al I+D. Así, a modo de ejemplo, y motivado por el adelanto tecnológico del país y por el favorable clima empresarial, la compañía Skype nació en Estonia.
¿Será posible copiar en un futuro el modelo que Estonia ofrece tanto desde una perspectiva tecnológica como fiscal en España? En mi opinión, creo que no. Al menos al corto plazo. Entre muchas otras razones se encuentra que:
• Internet está presente también en muchos lugares en España, pero el voto a través del móvil en una población de 45 millones de habitantes, no es tan fácil de implantar como en un país de 1 millón.
• España tiene muchas Universidades con un alto potencial en el ámbito de las tecnologías. Sin embargo, muchas de ellas ven como día a día aumentan las trabas burocráticas y fiscales en el país, mientras que son cada vez menores las subvenciones recibidas para su propio desarrollo.
• Al contrario que en Estonia, la tendencia de reducir impuestos a las empresas que se establecen en nuestro país no existe. El sistema fiscal español con un impuesto de sociedades elevado, se convierte en algunas ocasiones en un gran obstáculo para las posibles empresas que quieran instalarse en España.
El tiempo dirá si el modelo de Estonia ha sido un éxito o no, pero lo que es cierto es que este país es un buen hervidero de ideas en el mundo de Internet y, por ello, sirve como oportunidad para que aquellas empresas españolas interesadas en desarrollar una idea de negocio en el ámbito de la tecnología puedan empaparse de la cultura estona. Tan solo hay que dar con una buena idea y desarrollarla de la manera más rentable y eficiente, aunque ello conlleve en algunos casos el abandono temporal del país.
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